Este artículo fue redactado por el Dr. Carlos Joaquín Pech Lugo, quien forma parte de nuestro equipo de especialistas como Médico Internista.

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¿QUÉ ES?

La hepatitis es definida como la lesión inflamatoria del hígado que puede ser producida por diferentes causas, de las cuales pueden destacarse los tóxicos (alcohol, drogas, medicamentos), inmunológicos (cirrosis biliar primaria, colangitis esclerosante), hereditarios (fibrosis quística, enfermedad de Wilson) e infecciosas ya sea por bacterias, parásitos y como mención especial algunos tipos de virus (A,B,C y D). Dentro de las enfermedades gastrointestinales las hepatitis debidas a estos últimos tienen una importancia especial debido a la elevada prevalencia en nuestra población por lo que esta entrada se enfocará a la hepatitis viral.

 

TIPOS DE HEPATITIS

  • HEPATITIS A

Producida por el virus de hepatitis A, es un subtipo de la enfermedad que es endémica en México, se sabe que en la edad adulta 90% a 100% de la población ha tenido contacto y desarrollado anticuerpos contra este virus. Su transmisión se produce al consumir agua o alimentos contaminados por materias fecales, y también por contagio de persona a persona, sobre todo si las condiciones higiénicas son deficientes.

Se trata de un tipo generalmente leve de hepatitis especialmente cuando ocurre en niños; de hecho, en numerosas ocasiones no se perciben síntomas importantes, por lo que la enfermedad no llega a ser diagnosticada. Cuando presenta síntomas, estos consisten en cansancio, ictericia (la piel tiene un color amarillento), inapetencia, náuseas, vómitos, orina de color oscuro y heces blanquecinas. Los síntomas suelen ser más graves en adultos que en niños. En la mayoría de los casos el tratamiento es sintomático, la afección no se cronifica y no daña al hígado de forma permanente, aunque en raras ocasiones puede surgir una complicación denominada hepatitis fulminante, que puede ser mortal.

  • HEPATITIS B

Causado por DNA virus B, a comparación del previo con menos incidencia en nuestro país. Los factores de riesgo en México son fundamentalmente: transmisión sexual, profesionales de la salud y transmisión parenteral (agujas contaminadas, acupuntura, drogas inyectables, transfusionales) y más raramente por transmisión madre-hijo.

Las manifestaciones iniciales son semejantes a las descritas en la hepatitis A, puede agregarse dolor abdominal, fiebre, dolor de cabeza, ataque al estado general, fatiga, dolor en huesos y articulaciones, náuseas o vómitos. La hepatitis B tiende a cronificarse con facilidad, aunque algunos pacientes se curan por completo y se vuelven inmunes al virus, por lo que no vuelven a contagiarse.

La enfermedad hepática de tipo B se considera aguda si la infección se mantiene durante un periodo inferior a 6 meses. Se pueden diferenciar dos tipos de evolución en el curso crónico de la enfermedad: crónica estable y crónica persistente o activa, esta última tiene peor pronóstico y normalmente desemboca en cirrosis. Este subtipo de la enfermedad puede prevenirse con vacunación, aplicada en el recién nacido y en situaciones especiales (riesgo laboral, pacientes en hemodiálisis, etcétera).

  • HEPATITIS C

Causada por el virus del mismo nombre, causa más común de hepatitits crónica y cirrosis hepática en el mundo, motivo de 20 a 50% de los casos de hepatitis viral aguda. En México, la principal vía de transmisión de VHC es a través del contacto con fluidos biológicos contaminados (semen, fluidos vaginales, transmisión madre-hijo), al igual que el VHB, en segundo lugar usuarios de material contaminado (uso de drogas intravenosas, transfusiones, tatuajes, piercings).

Al igual que la hepatitis B, la forma C de esta enfermedad tiene un curso agudo y un curso crónico con similitud de síntomas, siendo este último el que suele desarrollarse con mayor frecuencia (85%). En la mayoría de los casos el paciente permanece asintomático, aunque la enfermedad puede progresar lentamente, por lo que existe riesgo de aparición de cirrosis y cáncer hepático. El tratamiento debe ser guiado por un especialista dado que tiene que ser individualizado con un seguimiento estricto por el riesgo de complicaciones. No existe vacuna por el momento para su prevención, únicamente el control de los factores de riesgo