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Definición

El síndrome de fatiga crónica (SFC) se caracteriza fundamentalmente por fatiga intensa (física y mental), sin causa conocida y de carácter permanente, que limita la capacidad funcional del paciente y puede producir diversos grados de discapacidad.
No disminuye con el reposo, empeora con el ejercicio y, en general, se asocia a manifestaciones sistémicas generales, físicas y neuropsicológicas.
La fatiga es la aparición temprana de cansancio al realizar una actividad o la dificultad para realizar una actividad física o intelectual que no desaparece tras un período de descanso. Según el tiempo de evolución, se distingue entre fatiga reciente (menos de 1 mes de evolución), fatiga prolongada (más de 1 mes de evolución) y fatiga crónica (más de 6 meses de evolución). Se debe diferenciar este síntoma de la astenia (falta de fuerza) y de la debilidad (disminución o pérdida de la fuerza muscular).
Además de la fatiga, el SFC puede incluir artralgias, mialgias, cefaleas, ansiedad, síntomas depresivos, alteraciones de la esfera cognitiva, alteraciones del sueño o intolerancia al ejercicio físico. 

 

Etiología

Se desconocen la etiología y los mecanismos patógenos precisos del SFC, aunque se han formulado varias hipótesis: las teorías infecciosa, inmunológica y neuroendocrina. Esta última ofrece mejor evidencia científica acerca de los posibles mecanismos patógenos involucrados.

  • Teoría infecciosa: a pesar de que infecciones por diversos virus (inicialmente el virus de Epstein- Barr) y bacterias se han relacionado con el SFC, no se han corroborado estas relaciones y es poco probable que haya relación patogénica directa.
  • Teoría inmunológica: existe gran cantidad de estudios sobre diversas alteraciones de los componentes del sistema inmunitario o de su función, pero los resultados son contradictorios y en la actualidad no hay evidencia científica que permita atribuir la causa de este síndrome a una alteración primaria del sistema inmunitario.
  • Teoría neuroendocrina: existen alteraciones tanto del eje hipotálamo-hipofisario-suprarrenal y de las hormonas que se producen como de los mecanismos de regulación del sistema nervioso autónomo. Sin embargo, las alteraciones encontradas no han sido constantes. Además, se desconoce si estas alteraciones son primarias, si representan otra manifestación más del mismo proceso o si son una consecuencia de él.

Muchas manifestaciones clínicas del SFC son similares a las de la fibromialgia, por lo que se suponen mecanismos fisiopatológicos similares en ambos procesos. En la fibromialgia, se sabe que las diversas manifestaciones clínicas se producen de acuerdo con el tipo de neurotransmisor alterado y el centro donde éste actúe. Además, este trastorno en los neuromoduladores del sistema nervioso podría afectar el eje hipotálamo-hipofisario-suprarrenal y el impacto de este trastorno sobre el sistema nervioso autónomo, y explicaría satisfactoriamente algunas de las manifestaciones clínicas más frecuentes en el SFC.

 

Diagnóstico

No hay signos patognomónicos ni pruebas de diagnóstico específicas; el diagnóstico del SFC es clínico. Para descartar otras causas del cuadro clínico del paciente (psiquiátricas, neurológicas, neoplásicas, infecciosas, autoinmunitarias, etc.), se requiere la anamnesis minuciosa, la exploración física completa y los exámenes complementarios adecuados.
Existen criterios de diagnóstico desarrollados por consenso, cuya última revisión (1994) es la aceptada internacionalmente. Se exige la presencia de 2 criterios principales (fatiga crónica invalidante de más de 6 meses de duración y exclusión de enfermedades orgánicas y psiquiátricas asociadas) así como la existencia de al menos 4 criterios menores (signos o síntomas), todos ellos persistentes durante 6 meses o más y posteriores a la presentación de la fatiga. La fatiga debe tener un comienzo bien determinado y persistir o recidivar durante 6 meses, ser inexplicable, no ser consecuencia de un esfuerzo continuo, no aliviarse de forma adecuada con el reposo, estar evaluada clínicamente y empeorar de manera sustancial la actividad personal, profesional, social o educacional.

 

Evaluación

No existe una herramienta validada para evaluar a los pacientes con SFC que permita la valoración global de las manifestaciones clínicas y de las repercusiones de la enfermedad sobre la calidad de vida. La forma más útil de obtener datos comprende las entrevistas estructuradas y el diario del paciente, con escalas y autorregistros. Se deben evaluar objetivamente los síntomas, tales como la fatiga, el dolor, la capacidad funcional, la capacidad de actividad física, el daño corporal, la afectación de las actividades de la vida diaria y el deterioro cognitivo.

 

Tratamiento

No existe un tratamiento curativo para el SFC.

Los objetivos terapéuticos son mejorar las manifestaciones clínicas y mantener la capacidad funcional y la calidad de vida mediante un programa adaptado a cada paciente que le proporcione la máxima percepción de mejoría.
El abordaje terapéutico es complejo y combina diferentes modalidades: tratamiento basado en el ejercicio físico, tratamiento cognitivo conductual y diferentes alternativas terapéuticas farmacológicas, aunque no se ha encontrado hasta el momento un tratamiento farmacológico efectivo. Los mejores resultados se obtienen con el tratamiento cognitivo conductual y con tratamientos basados en ejercicios físicos.

Psicoterapia: Este tratamiento busca conocer la realidad de los síntomas del paciente y la incapacidad asociada a ellos, proporcionar al paciente y a su familia educación adecuada sobre la naturaleza del SFC, tratar los trastornos por depresión y ansiedad que se detecten, alentar la recuperación de un funcionamiento normal con menor grado de deterioro y ayudar al paciente a superar los obstáculos interpersonales y laborales mediante el aumento de su autoestima. Entre los diferentes métodos, el tratamiento cognitivo conductual ha mostrado eficacia significativa para los pacientes con SFC. La mayoría de los protocolos se basan en 3 pilares: realizar ejercicio físico programado, controlar y afrontar el estrés asociado a la enfermedad y lograr la reestructuración cognitiva. Las medidas terapéuticas fundamentales son educar e informar al paciente, planificar adecuadamente las actividades, controlar y manejar los acontecimientos estresantes, mantener una adecuada higiene del sueño, mantener la autoestima y evitar estados emocionales negativos de depresión.

Tratamiento farmacológico: se han probado numerosos fármacos para tratar el SFC. Sin embargo, hay pocos ensayos clínicos aleatorizados para comprobar su eficacia. Algunos de ellos son antidepresivos, esteroides, anticolinérgicos, agentes antivirales y otros. Los resultados han sido poco consistentes.

Tratamiento inmunológico: existen también algunos tratamientos experimentales basados en la hipótesis de la etiología inmunológica del síndrome, pero no hay todavía resultados de ensayos clínicos controlados.

Medicinas alternativas: en la actualidad, se están utilizando múltiples tratamientos alternativos para el SFC, como acupuntura, hierbas medicinales, homeopatía, etc. A pesar de esto, es muy difícil