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¿Qué es el asma? 

El asma, es una enfermedad pulmonar producida por la inflamación y estrechamiento de la mucosa de los bronquios, impidiendo la salida correcta del aire de los pulmones.
El asma es una enfermedad que afecta alrededor del 3 al 7 % de la población adulta, siendo más frecuente en edades infantiles. Es una de las más importantes enfermedades crónicas, es decir, de duración prolongada, en niños.
En algunos pacientes estos síntomas persisten a un nivel bajo, mientras que en otros, los síntomas pueden ser severos y durar varios días o semanas. Bajo condiciones más graves, las funciones ventilatorias pulmonares pueden verse alteradas y causar cianosis e incluso la muerte.

¿Qué síntomas presenta?

Los síntomas del asma son: tos, silbidos y presión en el pecho, secreciones (flemas), (fatiga y dificultad para respirar), rinitis, estornudos, picor de nariz, etc. También puede presentarse en forma de “ataques” o “crisis asmáticas”

Antecedentes personales y familiares. 

Muchos estudios epidemiológicos han demostrado la asociación entre la alergia a alimentos y la dermatitis atópica en los primeros años y la aparición posterior de manifestaciones de alergia respiratoria, característicamente a alérgenos inhalados, como el asma y la rinitis alérgica. Los antecedentes de atopia incrementan la probabilidad de que el asma sea la causa de la clínica.
La presencia de asma y/o atopia en familiares de primer grado, especialmente en la madre, son el principal factor de riesgo de expresión y persistencia del asma. No existen pruebas consistentes respecto a la relación entre la gravedad del asma y la historia familiar de atopia.

¿Qué pruebas se deben realizar ante la sospecha de asma?

El diagnóstico del asma es fundamentalmente clínico, pero en niños capaces de colaborar, generalmente a partir de los cinco años, se debe realizar una espirometría forzada con prueba de broncodilatación, para conocer el grado de obstrucción y su reversibilidad, características del asma que confirmarán el diagnóstico. Fuera de las crisis, estás pruebas son con frecuencia normales. En este caso se precisan pruebas funcionales adicionales, como los test de variabilidad o de ejercicio. Si persisten las dudas diagnósticas, en el asma grave o mal controlada, se realizarán otras pruebas a nivel hospitalario.
La medición del flujo espiratorio máximo (FEM), aunque muy dependiente del dispositivo utilizado y del esfuerzo, es una herramienta útil en el seguimiento de algunos niños con asma grave, mal controlada o en pacientes malos perceptores de los síntomas, pero no es útil para el diagnóstico de asma.
En los niños pequeños, en quienes no es posible el estudio funcional respiratorio, el diagnóstico es exclusivamente clínico.
Aunque hay algunas diferencias en las guías clínicas respecto a sus indicaciones, el estudio alérgico aporta información muy relevante para el diagnóstico y el tratamiento del niño con asma.
La radiografía de tórax no es una prueba de rutina en la evaluación del niño con asma, está indicada para excluir diagnósticos alternativos.

¿Cuáles son los criterios para definir la gravedad del asma?

Tras el diagnóstico o sospecha de asma, se recomienda valorar la gravedad de la enfermedad de acuerdo con los síntomas, la función pulmonar y el uso de mediación broncodilatadora, y comenzar el tratamiento farmacológico según el nivel de gravedad.
Las especiales características del asma infantil, con frecuencia de carácter episódico, no se adaptan totalmente a las descripciones de las diferentes clasificaciones.

 

Causas del asma infantil 

Las causas más comunes del asma infantil se deben a:

  • Pelo de animales.
  • Polvo, moho o polen.
  • Humo del cigarro.
  • Estrés o emociones fuertes.
  • Infecciones virales (como por ejemplo el resfriado común).
  • Químicos en el aire o en los alimentos.

Sabiendo las causas que desencadenan el asma, para prevenir es mejor trata de realizar las siguientes acciones.
1. Reducir los ácaros del polvo
2. Mantén a tus niños alejados del humo del cigarrillo
3. Limpia y reduce las esporas del moho

 

No es aconsejable tener mascotas que tengan pelaje o plumas. Sin embargo, si tienes mascotas con estas características, evita que estén en el interior de las habitaciones y báñalas una vez por semana.
– Lávate las manos y cámbiate de ropa después de jugar con tu mascota.
– Evita situaciones tristes y estresantes para tus niños, ya que está demostrado que el estrés agrava el asma infantil.
Algunos niños presentan pocos síntomas, pero si identificas alguno o notas que tu niño tiene problemas al respirar cuando hace: actividades físicas o en un resfriado común, habla con tu médico para ver los posibles desencadenantes y la forma de evitarlos.